Cuando amas a los animales algo dentro y fuera de ti cambia por completo. Hoy les traemos la anatomía de una mujer amante de los gatos. Sé que por aquí hay muchas así y además todos conocemos a alguien.
Extremadamente atractiva.
Pues sí, las amantes de los gatos solemos ser extremadamente guapas, agradables, sensuales e inteligentes.
Brillo en los ojos cada vez que ve a un gatito.
Nuestros ojos tienen un brillo permanente, pues siempre estamos pensando en nuestros bebés gatunos.
Pelo de gato en la ropa.
Todos, absolutamente todos nuestros outfits poseen pelo de gato. Es como nuestro accesorio personal.
Rasguños por todo el cuerpo.
No nos damos cuenta de que tenemos un nuevo rasguño hasta que alguien nos lo hace notar. Si no tuviéramos sería motivo de preocupación, ya que se han convertido en parte de nuestra piel. Además nuestra capacidad de regeneración es asombrosa.
Idioma propio.
Nuestra capacidad de hablar como niñas no se ha desvanecido y hablamos dos idiomas: español y gatuno.
Suéteres desintegrados.
Todos nuestros suéteres están desintegrados por nuestros gatos y tenemos hilos colgando por todos lados.
Siempre andamos con premios en una mano…
Nuestras manos siempre están sosteniendo algo para nuestros gatos, ya que sólo buscamos que se acerquen y nos den un poco de amor.
…Y un juguete en la otra.
Un juguete para pasar un tiempo agradable con él.
Ropa raída.
No hay prenda en nuestro armario que no haya sido marcada por las uñas de nuestros gatos.
No usa medias.
Una buena amante de los gatos sabe que las medias no son para ella, pues no durarán ni 5 segundos enteras.
Gatos en todos lados.
No nos basta uno o dos gatos, son como una adicción y siempre están sobre nosotras.