Verdades que TODAS queremos GRITAR… pero NADIE se atreve

A ver, no queremos un hombre “perfecto”.

Queremos al hombre que dijo que era cuando lo conocimos. El que hablaba bonito, escuchaba todo, y te miraba como si fueras la respuesta a sus oraciones. Ese. No el que meses después no recuerda ni cómo te gusta el café.

Y sí, queremos dinero.

No porque seamos interesadas, sino porque no somos mediocres. Si me m4to por mejorar, por verme bien, por crecer, ¿por qué tendría que conformarme con alguien que no lo intenta ni tantito? Lo siento, no quiero mantener a nadie, ni emocional ni económicamente.

Siempre me preocupo por verme perfecta, y no por vanidad.

Sino porque mi mayor miedo es que alguien no me vea por dentro ni por fuera. Y sí, quiero gustarme a mí, pero también quiero que me vean y digan: “wow, esa morra tiene algo”.

Queremos amigos reales.

De esos que te contestan aunque no les convenga, que no te escriben solo cuando necesitan un favor o cuando les duele la vida. Queremos hermanas, no rivales. Amigas que se alegren cuando te pasa algo bueno, no que lo disfracen con un “ay, soy fan de tu relación” con sonrisa falsa.

La verdad:

no nos encanta tener jefes… pero tener una jefa puede ser todavía peor. Los hombres son controladores, las mujeres, vengativas. Y una nomás está ahí, tratando de sobrevivir sin llorar en el baño del trabajo.

Y sí, también hay que decirlo:

estoy caliente casi todo el tiempo. Pero no lo puedo decir, porque en cuanto lo diga, alguien va a creer que soy “fácil”. Y no lo soy. Soy selectiva, gracias. No cualquiera me prende

Salir con tu amiga y su novio es un deporte extremo.

Nunca sabes si él te va a decir algo raro, o si tú vas a terminar incómoda por solo existir. Y si pasa, ¿qué haces? ¿Le dices a ella y arriesgas la amistad? ¿O te quedas callada y finges que no viste nada? Igual con los padrastros: incómodos nivel Dios.

Y sí, nos quedamos viendo a las mujeres con cuerpazo.

No por morbo. Sino porque queremos saber si es natural, si está operada, o porque simplemente admiramos la belleza sin filtro. No es envidia, es análisis anatómico con curiosidad femenina.

Y para cerrar:

No somos tontas. Cuando nos están engañando, ya lo sabemos. No necesitamos pruebas. Lo sentimos, lo presentimos, lo vemos. LO OLEMOS A KILOMETROS!!!! (ok creo que ya quedo claro)  Pero igual esperamos que lo digan con su boca, porque una parte de nosotras necesita confirmarlo para poder soltar. Porque sí, amamos tanto que nos convencemos de mentiras, y cuando al fin lo aceptamos… duele.
Duele porque confiamos con todo, y nos quedamos con las manos vacías.