Debo confesar que yo soy de esas mujeres que no puede vivir sin las uñas largas. Cada vez que por alguna razón tengo que cortármelas, me siento completamente inútil, como si me hubieran cortado las manos. Soy súper torpe sin ellas, sin embargo hay días en que las odio a más no poder, ya que a veces se empeñan en arruinar por completo mi día.
Yo sé que muchas entenderán de lo que estoy hablando. He aquí las veces en que mis uñas se han puesto en contra mía.
Rasguños.
Pueden pasar sin previo aviso mientras te bañas o tratas de ponerte la ropa. De pronto tus uñas enloquecen y te atacan dejándote un tremendo rasguño con puntitos de sangre por toda la pierna, brazo o cara.
Rompieron mis medias.
Odio cuando se meten con mis medias. ¿Qué hicieron ellas para ser agredidas de esa manera? ¿A caso no saben que ya no hay vuelta atrás y que han quedado inservibles para siempre?
Picadas de ojo.
La ciencia no lo dice pero yo estoy segura de que tienen inteligencia propia y son malas de nacimiento. Y es que, ¿de qué otra manera se puede explicar que de pronto pierdas el control de tu mano y ésta vaya directamente a introducir una uña en tu retina? Siempre pienso que me quedaré ciega.
Suicidio.
Algunas de mis uñas no siempre están muy contentas con al vida que les tocó y se terminan suicidando. Es decir, se rompen, pero no un cachito, se rompen tanto que hasta la piel queda en carne viva.
Escamas.
Parece que tengo víboras que cambian de piel en lugar de uñas. Esas malditas escamas aparecen cuando menos te lo esperas y cuando más necesitas un manicure hermoso. Y si te atreves a quitarlas quedarán tan débiles que se romperán dejándote un problema mayor.
Se rompió sólo una.
¿No les pasa que de pronto todo es felicidad con sus uñas, han permanecido grandes, fuertes y hermosas por meses y de pronto una decide revelarse y arruinarlo todo? Se rompe y ahora tienes que cortarlas o vivir con la pérdida durante meses.
No midieron su fuerza.
Tus uñas son tu mejor aliado contra la comezón, es una bendición tenerlas ahí durante ese infierno. Pero a veces parecen odiarte sin razón y te rascan mucho más fuerte de lo que tú querías, así que terminan lastimándote gravemente. Ahora tienes comezón y ardor al mismo tiempo, y no puedes hacer otra cosa mas que enloquecer.
Lastimaron a alguien.
A veces son bastante territoriales y no quieren a nadie más cerca de ti. ¿Cuántas veces no has herido a tu novio sin querer? El pobre ya parece un rascadero de gato.
Fueron más allá con un barrito.
Las uñas no son la mejor herramienta para deshacerte de un barrito y esto lo aprendí a la mala. Un día quise exprimirlo con ayuda de mis largas uñas y sólo conseguí dejar horribles marcas en mi mejilla.
Arruinaron mi peinado.
Te tardaste horas terminando tu hermoso peinado y de pronto una uña decidió romperse para fastidiarte el día. Te acomodas los últimos pelitos y… ¡Pum! La maldita uña rota se atora en tu cabello deshaciendo la mejor parte.