Revisa cambios raros en su rutina
Si antes te contestaba en 2 minutos y ahora tarda 3 horas “porque estaba ocupado”, ya huele raro.
Olfatea su ropa (sí, literal)
Perfume que no es tuyo, olor a jabón nuevo o a desodorante de emergencia… algo esconde.
Analiza su celular como CSI
No me vengas con “confío en él”. Si borra chats, pone clave nueva o el teléfono duerme más lejos que tú… sospecha.
Fíjate en sus redes sociales
Si dejó de postearte pero sí le da like a medio catálogo de influencers, algo quiere aparentar.
Checa su look repentinamente
Si de pronto se arregla como para alfombra roja solo “para ir al Oxxo”, revisa.
Pregunta cosas al azar
“¿Qué hiciste ayer a las 6?” Si duda, tartamudea o cambia de tema, guarda la info.
Habla con sus amigos (sin que huela a interrogatorio)
Si se ponen nerviosos o cambian la historia, es porque están cubriendo algo.
Revisa gastos extraños
Tickets, cargos o Uber a lugares que no te dijo. El banco no miente.
Observa su actitud contigo
Si está más seco que desierto o, al contrario, demasiado cariñoso de la nada… eso es culpa.
Haz la prueba de la sorpresa
Cáele sin avisar. Si se pone pálido, se altera o te recibe en la puerta sin dejarte pasar… ya tienes tu respuesta.