Chicas, hoy quiero compartirles algo que viví recientemente con mis uñas. Dejé de pintármelas por dos meses enteros y los resultados las cambiaron a ellas y a mí. Espero que lo intenten, no se arrepentirán.
1. Se fortalecen a un punto jamás visto.
Yo las traía pintadas todos los días y poco a poco fui notando que se me rompían con más regularidad, no me crecían al nivel que yo quería y se sentían aguadas. Tras estos dos meses de descanso mis uñas parecen rocas y tengo que estarlas limando constantemente porque no paran de crecer.
2. Ya no duelen.
Pintarse las uñas se convierte en un círculo vicioso. Las despintas y a los pocos minutos comienzan a dolerte, entonces decides pintarlas de nuevo pues sólo así el dolor pasa. Es como una droga, resiste el dolor un par de días y te aseguro que después no te volverán a doler.
3. El color amarillo desaparece.
Mis uñas estaban más amarillas que los Simpson, esa era una de las razones por las que seguía pintándomelas, pues se veían horribles. Pero decidí que no me iba a importar más, las deje así y al paso de los días fueron recuperando su tono normal. Es cuestión de esperar.
4. Se ven sanas.
Cuando pintamos y pintamos nuestras uñas, evitamos que respiren, así que obviamente enferman. Si les das vacaciones ellas se pondrán realmente hermosas.
5. Aprendes a valorarlas.
Antes creía que las uñas despintadas se veían feas, pero no es así. Tras dos meses de no pintármelas me di cuenta que se ven aún más hermosas que pintadas.
6. Les das un respiro.
Tras haber estado 2 meses sin pintármelas no quiere decir que ya no lo vaya a hacer nunca jamás. Seguiré pintándolas, pero ya no tan seguido, les daré un respiro para que no enfermen.
¡Hoy las amo más que nunca y sin duda alguna nuestra relación mejoró muchísimo!