Las caricaturas formaron parte importante de mi infancia y sé que de la tuya también. Ellas marcaron tanto nuestra vida, que el día de hoy seguimos recordándolas y extrañándolas. Por eso hoy les traigo una serie de productos que los dejarán nostálgicos pero al mismo tiempo los hará sentir muy bien.
¿Quién no amaba Scooby Doo? Hubiera dado lo que fuera por dormir en esta cama.
Y además usando esta pijama, me hubiera sentido detective también.
Y para salir de la cama, estas hermosuras que sinceramente se verían de maravilla en mis pies.
Cómo olvidar a Bugs Bunny, quien además parece que sigue y seguirá conquistando generaciones y generaciones.
Si no te obsesionaste con Taz en tu niñez, no tuviste infancia.
Piolín era mi consentido, tenía como 400 peluches de él. Me hubiera fascinado tener estas botas también.
Es imposible no hacer la voz del gallo Claudio cada que me acuerdo de él.
Un vestido que hace homenaje a Pepe le Pew.
Además de pachoncita, se ve divina.
Haría lo que fuera por conseguir ese gorrito de Pinky.
Pinky y Cerebro nos enseñaron cómo conquistar el mundo.
Gracias a Popeye hoy me gustan las espinacas.
Una mochila de Reptar.
Aventuras en pañales.
¿Quién no amaba la caricatura de Beetlejuice?
Siempre tuve ganas de abrazar a Coraje el Perro Cobarde.
¡Hey Arnold! Yo al igual que Helga me obsesioné con él y su recámara.
¡Hermoso! ¡No hay palabras!
La vida moderna de Rocko convertida en zapatos.
Amaba el episodio en el que este perro se ponía gordísimo.
Siempre tuve muchas dudas de cómo funcionaban estos dos.
La pijama más genial de la historia.
Castores cascarrabias.
El guapísimo de Johny Bravo.
Collares para los verdaderos fans de Daria.
¿Quién no se sentía una chica súper poderosa?
¡Lo quiero en mi habitación!
Las tortugas Ninja. ¡Amaba su caricatura!