Respira. No necesitas hipotecar tu vida, ni regalarle algo que diga “me quiero subir de puesto mañana”. El chiste con los regalos para el jefe es quedar bien sin arrastrarte, elegante pero discreta, como quien dice “soy profesional… pero tengo estilo”.
Empieza por entender esto: tu jefe NO es tu mejor amigo. Así que nada de regalos demasiado personales, chistosos nivel confianza falsa o cosas que parezcan indirecta laboral tipo “agenda para que sí me pagues horas extra”. Ahora sí, vamos a lo que SÍ funciona.
1. Café o té que se vea CARO (aunque no lo sea)
Un buen café o un té bonito siempre suma puntos. No el del Oxxo. Algo con empaque lindo, vibe artesanal y cara de “persona con criterio”. Es útil, elegante y cero incómodo.
2. Libreta elegante para verse PROFESIONAL
Una libreta bonita, sobria y bien hecha dice: orden, estructura y cerebro funcional. No stickers, no frases motivacionales. Algo que grite oficina con estilo, no papelería escolar.
3. Planta pequeña, no una selva emocional
Una plantita fácil de cuidar transmite crecimiento y buena energía sin exigirle convertirse en jardinero. Menos drama, más estética.
4. Vela sobria, no indirecta rara
Nada de aromas intensos o nombres sospechosos. Mejor algo limpio y adulto: madera, cítricos, lavanda. Regalo neutro que dice “tengo gusto”, no “te estoy coqueteando”.
5. Algo comestible pero BIEN pensado
Chocolates buenos, galletas artesanales o algo gourmet discreto. Que se vea elegido, no comprado a las carreras. Y por favor: nada que se derrita o parezca para niños.
6. Taza o termo SIN frases incómodas
Nada de “el mejor jefe del mundo” o chistes internos del trabajo. Minimalista, elegante y funcional. Menos emoción, más clase.
Lo que NO debes regalar jamás
Perfume (demasiado personal).
Ropa (¿por qué?).
Alcohol barato (si no sabes, NO inventes).
Regalos carísimos (parece soborno).
Chistes laborales (dan pena ajena).
Regla de oro para no fallar
El regalo debe decir educación, estilo y límite, no necesidad, no presión, no cringe.
Un buen regalo para tu jefe no busca impresionar, busca NO incomodar. Y cuando no incomodas, mágicamente quedas increíble.
Si este artículo te evitó un momento laboral vergonzoso, compártelo con esa amiga que ya iba camino a comprar una corbata espantosa.