Tal parece que no estamos hechos para responder coherentemente al miedo. Cuando estamos en una situación que nos expone al miedo, nuestro cerebro pierde toda dignidad, y nos hace reaccionar estúpidamente.
Aquí tenemos algunos ejemplos que te harán morir de risa.
En la noche se te sale una pierna de la comodidad de tus cobijas, y ¿cuál es tu reacción? Meterla a toda velocidad, pues crees que algo debajo de la cama saltará a jalártela.
Te encuentras durmiendo plácidamente, cuando de pronto, tu mente te tortura con la idea de que alguien podría estar debajo de tu cama. Te armas de valor y decides asomarte. Y esto, ¿para qué?, si hubiera un asesino o un monstruo, no va a salir corriendo al ver que te asomas por debajo de la cama.
Terminas de ver una película de miedo, y al irte a la cama notas que tu armario está un poco abierto. De inmediato crees que hay alguien ahí escondido. Si ni siquiera tu ropa no cabe ahí, ¿cómo piensas que una persona lo hará?.
El miedo irracional de todo ser humano, es que al dejar de mirarte en el espejo, tu imagen se quede ahí queriéndote asesinar. Si esta idea cruza por tu mente, pasarás varios días sin mirarte al espejo. ¿WTF?
Esta es una reacción típica de toda mujer, cuando vas al volante y comienzas a acelerar, la mujer de a lado, tu mamá o tu novio, se toman de la manija y abrazan su bolsa, como si eso las fuera a salvar del choque. ¿Acaso llevan un airbag en su bolso?
Pierdes el control de la bicicleta, lo primero que haces es quitar los pies de los pedales, y las manos del manubrio. ¿Por qué hacer eso? ¿Crees que saldrás volando como E.T.?
El médico te dice que te pongas flojito cando te va a inyectar, pero tu pones la nalga más dura que una roca. Sabes que te dolerá más, pero no te importa.
Crees que un asaltante te va siguiendo mientras caminas por la calle. Tu reacción es cambiarte del otro lado de la acera, como si el tipo que supuestamente te va a atracar, dijera: “¡Maldita sea, otro que se me cambia de acera!”.
Esta es una reacción única de las mujeres. El ascensor hace un movimiento brusco o extraño, inmediatamente agarran al primer hombre que vean, aunque no lo conozcan. Como si nosotros no fuéramos a caer junto con el ascensor, si éste se desplomara.
