Cada vez que voy al manicurista (no es broma), llevo imágenes de diseños que quiero que me haga, y me repito a mi misma: “esta vez sí quiero algo diferente”. Pero en cuanto me siento y me pregunta qué voy a querer, esa seguridad se va al suelo, los diseños que tenía en mente desaparecen como por arte de magia y digo, ‘francés blanco por favor’.
Si tú como yo nunca sales del francés y no sabes qué hacer para que al menos tus uñas se vean distintas y más bonitas. Tranquila que yo te traigo la solución. Estos pequeños cambios son como pasitos hacia nuestra recuperación, mira el giro que puedes darle a tu francés sin tener que renunciar a él.
Prueba cambiar sólo un poquito una sola uña.
En lugar de elegir blanco, atrévete por el amarillo, y si te sientes atrevida, pide que te pinten una uña completa.
Añade un toque tornasol al final.
Tonos rositas.
Joyas lindas.
Una base rosa para animar un poco el asunto.
Un poco de blanco al inicio de la cutícula.
Si andas en mood extremadamente aventada, puedes elegir un color para cada uña.
Mira que bonito.
Un rojo para estas festividades.
Un francés degradado.
Un poco de diamantina no daña a nadie.
¡Chulada de chuladas!
Neutro y serio.