He escuchado a muchas mujeres maldecir a la “otra” cuando se divorcian. Me llama la atención porque seguro que su matrimonio estaba mal desde antes que apareciera quién se los “robó”.
Después de que el tiempo pasa y las heridas sanan se hace una evaluación de la relación y nos damos cuenta que nuestro matrimonio desde hacía tiempo no funcionaba como antes.
Ya había muchas cosas que nos disgustaban de la pareja, estábamos aburridos mutuamente y las cosas en realidad ya no eran lo mismo. Cada uno enfrascado en lo suyo, ya no compartíamos, cualquier cosa era buena para discutir, los hijos, la familia, los gastos de la casa. Lo culpábamos hasta de nuestra infelicidad.
Pero no lo quisimos reconocer y es más fácil culpar a la “otra” de lo que nos pasa. Que si se aprovechó del momento, que estábamos bien pero que se le metió entre los ojos, bueno pretextos son muchos.
Fue debido a que no hicimos caso a los focos rojos que se prendieron porque las cosas “estaban bien” que pasó lo que pasó. Pudo ser cualquiera la que pasara en el momento preciso, pero le tocó a ella y eso no lo podemos perdonar.
¿Realmente fue ella la causante de la separación o fuimos los dos que no regamos la plantita del amor, hasta que una mañana nos despertamos y nos dimos cuenta que se había secado?