Te he dado todo. Todo lo que tenía…

Te he dado todo. Te he regalado todas mis sonrisas y he guardado otras para cuando más lo necesites. Porque sé que tú también tienes tus días malos. Te he dado abrazos cuando lo pedías. Y cuando no, también. Te he besado todas las veces que he querido. Que solían ser muchas. He permanecido en silencio a tu lado cuando no querías escuchar ni una sola palabra, cuando sólo necesitabas compañía. Incluso estuve ahí cuando ni tú mismo estabas. Y he intentado acortar distancia siempre que he podido.

Te di tanto que a veces se me escapó una lágrima. Alguna mala palabra. Algún genio, malos modos. Incluso algún portazo. Te di tanto que en algún momento te hice sentir incómodo. Incluso puede que hasta infeliz. Te di besos en la cara cuando estaba más enfadada que nunca y no me apetecía rozar tus labios. O sí, pero mi orgullo pesaba más. Te hice sacarte de tus casillas y decir cosas que a veces ni pensabas.

besin

Y todo eso porque te quiero. Porque una relación va de idas y de venidas. De caerse y levantarse. Porque tiene que ser imperfecta para ser realmente real. Porque te quiero hoy. Y posiblemente mañana también lo haga. Y puede que pasado tenga ganas de mandar todo lejos, pero al instante me daré cuenta que si te vas, ya no podré darte nada. Y yo necesito darte todo.

Porque yo he decidido quererte. A ti. Quererte mucho. Quererte bien. O al menos, aprender a hacerlo. Día a día. Paso a paso. Polvo a polvo. Pelea a pelea. Reconciliación a reconciliación.

Autor: Un Rincón Maravilloso