Carta a las que han luchado contra el cáncer de mama

LUCHADORAS. En mayúsculas, y bien grande. Porque vosotras más que nadie os merecéis esta palabra. Porque no os rendís, y lucháis día a día para vencer algo que no debería existir.

Quiero empezar diciendo que no os voy a felicitar porque sea el día de las mujeres que pasáis por esta cosa tan horrible, que no debería de tener ni nombre. No, me niego. No os voy a felicitar por algo así. Os voy a felicitar por ser como sois. Por avanzar sabiendo lo que tenéis. Por dejar que os ayudemos para acabar algún día con esto. Felicidades por cambiar las lágrimas por las sonrisas. Aunque cueste. Por la fuerza que habéis ido cogiendo día a día, a pesar de lo débil que os hace sentir a veces. Por luchar por algo que no os merecéis. Felicidades por pelear y no dejaros vencer. Porque no sabéis lo que significa la palabra “rendirse”. Ni lo queréis saber. Porque sé que vais a salir de esta. Felicidades por tener la sonrisa más bonita y ser feliz a pesar de todo. Por animaros. Y por dejar que os animen. Por levantarte cada día y seguir adelante. Felicidades a ti, porque vales oro.

Te pido que no desistas. Porque tú puedes. Porque el cáncer es fuerte, pero tú lo eres más todavía. Que sigas luchado como hasta ahora. O más. Si es posible. Que si el pelo se cae, pues que se caiga. Y si quieres, te pones una peluca, y sino, pues no. Qué más da. Tienes la suerte de estar guapa con lo que te pongas. Te digo que ánimo, que todos estamos contigo. Y con las millones de mujeres que están como tú. Pero que algún día saldrá en las noticias un titular inmenso que diga “VENCIERON EL CÁNCER”. Y entonces te sentirás más fuerte que nunca. Y sabrás que mereció la pena. Y que nada se puede interponer en tu camino, porque tú puedes con todo. Porque tú lo vales. Porque yo me uno hoy contigo al rosa, para que mañana sea sólo un color.

Te pido que sigas hasta el final. Hasta ese final FELIZ que te espera después de tanta lucha. Porque, sin merecerlo ni esperarlo, lo tuviste que agarrar con fuerza, pero sólo para poder soltarlo algún día.

Y lo más importante, te pido que recuerdes que no se puede tumbar a quien nunca se rinde. Así que, no te rindas.

Vía: Un Rincón Maravilloso