Bochornos por los que pasa una chica que siempre se sonroja

Sonrojarse no es tan lindo como parece, de hecho es casi como una maldición con la que se nace y de la cual jamás, por más cosas que intentes, te podrás deshacer. Algunos piensan que es tierno, pero créeme que después de que conozcas el tormento no volverás a pensar igual.

1. Es imposible ocultarlo.

Una vez intenté ponerme un poco más de maquillaje para que si me sonrojaba durante el día no se notara, pero fue imposible. Mis mejillas siempre se las ingenian para parecer tomates si así lo desean.

2. Te delata en las peores situaciones.

Cuando estás con un chico, cuando vas a exponer en clase o cuando perdiste el camión. ¿Para qué hacer el cuento largo? Te delatan casi en todo momento de tu vida en donde quieres pasar desapercibida.

red cheeks

3. La gente cree que eres demasiado penosa.

Me ha pasado que me sonrojo en “x” situación y nunca falta la gente incómoda que te dice: ¿Pero por qué te apenas?, ¡No seas tan penosa!, ¡Quítese el reboso! Y no entienden que no vivo con pena, simplemente mis mejillas me odian y parecen funcionar muy aparte de mí.

4. Creen que te maquillas demasiado.

Un día me paso que una maestra me dijo: “Vaya a despintarse ese rostro, que bien sabe no puede venir maquillada a la escuela”. Tuve que frotarme la mejilla con un papel para demostrarle que no era pintura sino mi maldita genética.

5. No puedes mentir.

Díganme cómo ocultar mis sentimientos por un chico cuando éste se acerca a mí y me sonríe. Obviamente las primeras en devolverle el gesto son mis enrojecidas mejillas y yo sólo quiero enterrar la cabeza como avestruz.

sonrojarse

6. No tienes control alguno.

Controlar tu respiración, pensar en cosas desagradables, mojarte la cara con agua fría y más remedios no sirven para nada. Hagas lo que hagas, si tus mejillas ya se pusieron rojas, sólo dependerá de ellas volver a la normalidad.

7. Con el calor se vuelve peor.

No bueno, cuando hace calor ya ni siquiera importa que estés en una situación comprometedora, tus mejillas rojas se instalarán para siempre en tu rostro. Así que parecerás un camarón eternamente o al menos hasta que la temperatura baje.

sonrojadas

8. Y con el frío también.

Estoy fregada, los extremos son mi criptonita. Y es que no sólo el calor me pone roja como manzana, el frío también y de qué manera,  hasta mi nariz se contagia.

9. No sólo son tus mejillas.

Este pasa cuando te da mucha pena algo. Tus mejillas se ponen tan rojas que las personas creen que explotarás en cualquier segundo, y no sólo eso, tus orejas se ponen tan calientes que tu juras ya están sacando humo.